(23 de septiembre de 1944
Fallecimiento 17 de marzo de 1975)
Miuris (Nurys) Rivas
Sevilla, España

¡A pesar de todas las flores que te gritan vuelve, te perdimos!
Cincuenta lirios blancos para ti, por cada año de su brutal asesinato, dejo en estas letras, un lirio blanco. Por cada año que llevas sepultado, mil veces perdón, porque a pesar de que sabíamos quién habían silenciado tus ideas, callamos cobardemente. Cincuenta mil millones de recuerdos a tu vida y a tus letras valientes, no redimen al pueblo dominicano, cuya respuesta ante tu muerte debió ser, salir a la calle y sacar del palacio, al ejecutor de tu calvario.
Cincuenta años de dolor de tu familia, no se compensan con una página en blanco que debería ser llamada la página de la cobardía. ¡Total Orlando! Si vivieras todavía y estuvieras al corriente de que a pesar del tiempo y algunos adelantos, aún este país por el que tanto se peleó tu pluma, no alcanza ni el lugar, ni la adecuada justicia para los que delincan.
Casi todo, con ligerísimas excepciones, continúa como cuando te obligaron a callar acabando cobardemente con tu existencia. Se pide justicia, a veces en apariencia se actúa, pero nada igual a lo que merece tu recuerdo, para honrar tu sacrificio, tendríamos que ser un modelo de país y francamente Orlando, estamos muy lejos de serlo.
Orlando, tendrás que conformarte con estos lirios y otras flores igualmente arrancadas con la rabia infinita que a muchos dominicanos corajudos, nos acusa cuando te nombran. Cada 17 de marzo, antes, después y durante, llueve tu nombre desde todos los puntos cardinales de esta tierra por la que su defensa, te costó la vida, lamentablemente esos escándalos virtuales y en físico, no son suficientes para sanar la herida dejada por esa partida sangrienta que tiñó de sangre la bandera y tierra dominicanas.
¿Justicia?
Esa palabra ha gritado tu nombre y los de otros, que elevando sus voces, sentenciaron al igual que tú, el descenso a las cavernas de la tierra, porque esa palabra es temida por la fuerza, porque tiempo después, muchos de los que utilizaban tu nombre como estandarte, se fundieron entre fuerzas semejantes a las que te acallaron. ¿Qué hacer con estos lirios? Su destino ha de ser marchitarse, al igual que las flores que cada 17 de marzo, son dejadas sobre tu tumba.
¿Sabes lo que pienso Orlando?
A pesar de que, como libre pensadora, no doy importancia a este tipo de homenajes, pienso sin embargo, claudicando a mis ideas, que tu nombre debería brillar con letras mayúsculas, cuando de instituciones grandes nacionales se trata, como por ejemplo, veo a través de tu “Microscopio”, algo así: “Palacio Nacional dominicano Orlando Martínez Howley”
Descansa para siempre en la paz eterna, esa que no tuviste en tu tierra, porque a los amos del momento, tu palabra firme, les causaba miedo.
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