En una ceremonia que sorprendió por la escasa asistencia, donde se llevó a cabo el funeral de Don Osvaldo Virgil, el primer dominicano en jugar en las Grandes Ligas de béisbol. A pesar de su inmenso legado y contribución al deporte, fueron pocas las personas que acudieron a despedirlo en su último adiós.
Osvaldo Virgil, un pionero en el deporte y orgullo de la República Dominicana, falleció el pasado fin de semana a la edad de 92 años. A lo largo de su carrera, rompió barreras, abriendo el camino para futuras generaciones de peloteros dominicanos en el béisbol estadounidense. Sin embargo, el reconocimiento y la asistencia a su funeral contrastaron con su gran legado.
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Entre los asistentes se encontraban familiares cercanos, amigos y algunas figuras del deporte local, pero se echó en falta una mayor representación de la comunidad deportiva y de la sociedad en general. Este hecho llevó a algunos a cuestionar si, en contraste, la despedida de una figura menos respetable, como un delincuente, habría atraído mayor atención pública.
“Es triste ver cómo personas que hicieron tanto por su país a veces no reciben el tributo que merecen. En cambio, hemos visto funerales llenos para figuras de dudosa reputación”, comentó un asistente que prefirió mantenerse en el anonimato.
Don Osvaldo Virgil será recordado por su valentía, perseverancia y el orgullo que llevó en alto el nombre de la República Dominicana en el mundo del béisbol. Aunque su funeral haya sido discreto, su legado permanece imborrable en la historia del deporte.
El país pierde a un verdadero héroe, y el béisbol, a uno de sus pioneros.
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