El consumo de algas marinas, un alimento ancestral olvidado, resurgió recientemente impulsado por la tendencia de los “superalimentos”. Nuestros antepasados ya las incluían en su dieta, pero por razones desconocidas cayeron en el olvido.
Estos ingredientes de origen vegetal son valorados por sus innumerables beneficios nutricionales que favorecen la salud. A pesar de consumirse en pequeñas cantidades, las algas marinas aportan nutrientes esenciales, sumando un plus a la alimentación diaria.
Cuáles son las algas marinas que se pueden consumir
Las algas marinas son verduras marinas que siguen ciclos naturales análogos a las plantas terrestres. Prosperan tanto en aguas dulces como saladas, se alimentan de la luz solar mediante fotosíntesis y forman frondosos bosques sumergidos desde la superficie hasta las profundidades marinas.
Estos organismos acuáticos desempeñan un papel trascendental en el planeta, aportan grandes cantidades de oxígeno y contribuyen en cerca del 50% a la fotosíntesis global. Esto ayuda a la mitigación del calentamiento climático.
Exhiben una amplia diversidad cromática y morfológica. Sin embargo, las variedades comestibles se clasifican principalmente en tres grupos según expertos Escuela de Salud Pública de Harvard: algas pardas o phaeophyceae, como el kombu y el fucus; algas rojas o rhodophyceae, como el nori, las dulces y la carragenina; y algas verdes o chlorophyceae, como las uvas de mar, la lechuga de mar y la chlorella.
Todos los beneficios de las algas marinas para la salud
Las algas marinas, consideradas superalimentos, aportan numerosos beneficios a la salud según el experto en nutrición sana Kenneth Prange. Su alto contenido en calcio, hasta diez veces superior al de la leche, es una de sus principales virtudes.
Al tener una composición química similar a la sangre humana, su consumo regular en cantidades adecuadas ayuda a estabilizar los niveles de azúcar, depurar el sistema digestivo, alcalinizar la sangre, limpiar el sistema linfático y favorecer la eliminación de metales pesados del organismo.
Además, las algas marinas poseen propiedades antivirales, antiinflamatorias e inmunomoduladores, fortaleciendo así el sistema inmunológico y previniendo enfermedades. Ricas en yodo, un mineral esencial para la tiroides y la salud general, también sacian sin aportar calorías de más, lo que las convierte en aliadas ideales para evitar el sobrepeso y la obesidad.
Una característica destacable es su capacidad quelante, es decir, pueden absorber toxinas y metales pesados acumulados en el cuerpo y expulsarlos, contribuyendo a la depuración del organismo.
¿Cómo ayudan las algas marinas a estabilizar los niveles de azúcar en sangre?
El vínculo entre el ser humano y los mares es profundo, reflejado incluso en la similitud de la composición química del agua marina y la sangre que fluye por las venas. Las algas, esos organismos antiguos y resilientes, ofrecen un valioso aporte nutricional.
Su consumo moderado puede contribuir al equilibrio de los niveles de azúcar en la sangre, depurar el sistema digestivo y favorecer la alcalinización y purificación sanguínea. Además, estas algas marinas poseen la capacidad de limpiar el sistema linfático y actuar como quelantes naturales, facilitando la eliminación de metales pesados nocivos del cuerpo humano.
El valor nutricional de las algas marinas
Según los expertos de Harvard, las algas son una fuente rica en polisacáridos, un tipo de carbohidrato utilizado en la industria alimentaria como espesante y emulsionante. Estos polisacáridos actúan como fibras dietéticas y promueven la salud intestinal al ser un alimento prebiótico para las bacterias beneficiosas del intestino.
Las algas marinas son etiquetadas como alimentos funcionales o nutracéuticos debido a sus componentes preventivos de enfermedades, como polifenoles, carotenoides y ácidos grasos omega-3. Por ello, en ocasiones se complementan con los alimentos para mejorar su perfil nutricional y antioxidante, informaron los expertos.
Las algas son bajas en calorías debido a su alto contenido de fibra y agua, pero potencialmente ricas en minerales absorbidos del agua de mar. También contienen el aminoácido ácido glutámico, que se convierte en glutamato e imparte un rico sabor umami cuando se agrega a las recetas. Sin embargo, el contenido de nutrientes varía según la especie de alga y el lugar y momento de la cosecha.
En ese sentido, pueden contener fibra soluble e insoluble, polisacáridos, ácidos grasos esenciales poliinsaturados (DHA y EPA), yodo (laminaria y otras algas pardas), potasio, hierro (alga parda sargazo), magnesio (alga parda laminaria japónica), alcohol de azúcar (manitol, sorbitol), fitoquímicos, polifenoles y carotenoides.
Cómo incluir las algas marinas en la dieta
Prange destacó la versatilidad de las algas en la preparación culinaria, aportando un color y textura únicos a cualquier plato. En este sentido, recomendó incorporarlas en sopas, ensaladas y como acompañante de otros platos. Además, sugirió consumirlas en polvo, como la espirulina y la chlorella, y se pueden agregar a batidos verdes.
El método de cocción varía según la variedad de alga y el sabor deseado. Mientras las frescas se pueden cocinar para acompañar pescados y sopas, o freír entre 5-20 segundos como snacks crujientes, las deshidratadas son ideales para elaborar caldos con intenso sabor umami.
Se recomienda remojar las deshidratadas por un período específico según su tipo, antes de cocinarlas, ya que al rehidratarse se expanden de 5 a 10 veces su volumen original, por lo que se aconseja remojar pequeñas cantidades por vez.
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